Andrés Moro, Fundador de Puente: “La clave es lo social y nuestro centro siempre han sido los jóvenes”

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Andrés Moro, Fundador de Puente: “La clave es lo social y nuestro centro siempre han sido los jóvenes”

Este año Fundación Puente celebra sus 23 años de existencia, motivo por el cual quisimos indagar en cómo se gestó este gran proyecto, que ha hecho realidad el sueño de más de 460 jóvenes en situación de vulnerabilidad social que lograron terminar sus estudios y cuentan con un título profesional y/o técnico. 

Andrés Moro Vargas, más conocido como “Padre Andrés”, es Sacerdote diocesano, estudió bachiller en Teología en la Pontificia Universidad Católica de Chile y es egresado de Licenciatura en Historia de esta misma casa de estudios. Ya son 27 años desde que ejerce como sacerdote. Posee una tremenda vocación social con un enfoque en la educación, en 1996 fundó Fundación Puente, en 1999 fue nombrado Vicario Episcopal para la Vicaría de Pastoral Universitaria, también fue Prefecto de Teología del Seminario Pontificio Mayor y en la actualidad ejerce como Vicario Episcopal para la Educación.


¿Cuál fue su motivación e interés por aportar a la sociedad desde la educación?  

Se reunieron varios aspectos que motivaron mi interés por la educación, uno de ellos fue que tuve la oportunidad de crecer en una familia que afortunadamente tenía los recursos para costear los gastos de educación, estudié en un buen colegio y posteriormente ingresé a la universidad. En esos tiempos los que entrábamos a la educación superior lo hacíamos a través del sistema tradicional y el ingreso era muy restrictivo. 

Otro factor concreto fue que en mi familia, durante muchos años hubo una trabajadora de casa particular que sacó adelante a su familia, tuvo varios hijos que estudiaron en colegios públicos y la mayoría terminaba el colegio y se dedicaba a trabajar o formar familia. Pero la menor de ellos optó por luchar y salir adelante, y con mucho esfuerzo…entró a la universidad. Esos dos elementos se fueron juntando y motivaron mi interés por aportar de alguna forma en la educación, tenía la necesidad de devolver la mano a quienes no habían tenido esa oportunidad. 

¿Cómo nace Fundación Puente?   

Fundación Puente se creó como un preuniversitario… Estaba estudiando Licenciatura en Historia en la Universidad Católica cuando conocí a Carolina Farfán, y juntos formamos una comunidad cristiana y una de las reflexiones que hacíamos en estos encuentros era ¿Cómo le podíamos devolver la mano frente a todos los beneficios que estábamos recibiendo? Queríamos apoyar a estudiantes de escasos recursos, que tenían habilidades pero no contaban con los recursos para preparar la PAA, nos conseguimos el apoyo del  preuniversitario de la FEUC y de un colegio en Providencia que nos prestaba las instalaciones, además contamos con el apoyo de muchos amigos que dictaban clases en el preuniversitario que habíamos formado.   

Nuestro objetivo era devolver la mano y apoyar concretamente a jóvenes que estaban saliendo de 4to medio, para que pudieran entrar a la universidad y con el tiempo fuimos variando a este acompañamiento integral que pasa por el Programa Integral de Becas. Finalmente el 2010 Fundación Puente empezó a emprender un viaje que nos lleva a donde estamos hoy. 

¿Qué fue lo que más lo esperanzaba de este proyecto? 

Para ser honesto, jamás pensé que íbamos a lograr ser una institución que va a cumplir 23 años y que íbamos a poder hacer un cambio tan grande en la vida de tantos jóvenes y sus familias. Me esperanzaba el hecho de ser un aporte a rostros concretos, partimos con 3 becados y  juntábamos el aporte de dinero de la beca en un tarro de galleta y luego entregamos las becas correspondientes. En esos años la vulnerabilidad era mucho más extrema, no habían becas de apoyo, la cantidad de créditos que se otorgaban eran mucho menor. Hoy sigue habiendo mucha vulnerabilización y precariedad, pero el nivel de vulnerabilidad que había antes era mucho mayor. Fundación Puente ha sido una esperanza para ayudar a los jóvenes a salir de la universidad, porque antes entrar era muy difícil, hoy es más fácil el ingreso, pero lo complicado es la permanencia, los porcentajes de deserción son muy altos. Entonces ahí nos la hemos jugado como Fundación, los becados que ingresan a Puente y se disponen a terminar su carrera, van a contar con nuestro apoyo.  

 ¿Hay algún momento o situación en particular que marcó su trayectoria en la Fundación? 

Hay muchas historias, pero hay una en particular que me llama profundamente la atención. En mis tiempos en la Pastoral Universitaria creamos un preuniversitario de reforzamiento escolar en la población La Bandera, de ese preuniversitario surgió un jóven que lo derivamos a Fundación Puente, Marcial. Él vivía en una población tremendamente discriminada y cuestionada como La Bandera, era un joven con una vulnerabilidad social muy alta y su futuro como el de muchos de sus compañeros de barrio era terminar en la droga y él se la jugó y nosotros también nos la jugamos por él. 

Estudió Construcción Civil en INACAP, le costó mucho sacar los ramos en la universidad, pero nunca lo dejamos solo, con la ayuda de Puente salió adelante y logró terminar su carrera. En su estadía en la Fundación estuvo muy  presente y cuando egresó le entregamos un reconocimiento por su destacada participación porque nunca faltó a ninguna entrevista, encuentro ni jornada. 

Actualmente Marcial lleva años trabajando como constructor civil, se casó y acaba de ser padre. Marcial es un ejemplo maravilloso, tenía las ganas, la superación, los fracasos, problemas, pero salió adelante y eso es lo importante. Todas las equivocaciones hay que entenderlas como parte de un proceso y no un fracaso, en la Fundación entendemos los errores como parte del aprendizaje y no como un fracaso.  

En estos 23 años Fundación Puente ha apoyado a 460 jóvenes que se han convertido en profesionales. Desde su mirada como sacerdote, ¿Cómo le impacta este gran logro y qué le diría a los becados?

A veces como Fundación nos cuesta ponerle números a estas cifras que son muy entusiasmantes. Es una muy buena noticia, es un número potente, porque además a esto se suma la familia que está detrás de cada becado, es un cambio de vida, apoyo y aliento. Todo esto me toca el corazón profundamente, pero también hay un desafío muy grande de preguntarse cómo poder hacer mejor el trabajo. Puente después de 23 años y con estas cifras tan hermosas, no nos vamos a quedar sentados tranquilos pensando en los logros que ya hemos obtenido, sino que son un impulso para seguir adelante. El desafío está en ¿Cómo podemos acompañar a los jóvenes de hoy, con los desafíos de hoy?  

La clave es lo social y nuestro centro siempre han sido los jóvenes y eso nunca hay que olvidarlo y yo creo que por eso los 460 egresados son fruto de haber puesto siempre toda nuestra energía en ellos, en los becados que acompañamos hoy, en los que acompañamos ayer y en los que acompañaremos mañana.       

¿Qué se debería cambiar para fortalecer el sistema educativo y apoyar a los jóvenes más vulnerables?  

Para fortalecer el sistema educativo se deben pensar en políticas de estados a mediano y largo plazo, hoy vivimos en una cultura en la que está instalada “la inmediatez” y por lo tanto se producen medidas que son soluciones solo para algunos. Esta inmediatez muchas veces viene acompañada de ciertos niveles de soberbia, los gobiernos creen que lo saben todo sin preguntar.  

Se debe realizar una convocatoria donde se invite a los distintos actores que trabajamos permanentemente en la educación a reflexionar sobre estos temas. Hay una mirada inmediatista que considera que todos jóvenes pueden entrar con la gratuidad y ha aumentado enormemente el ingreso a la educación superior… pero lo que nunca se considera es que de cada diez jóvenes vulnerables que ingresan a la educación superior, sólo egresan dos. Entonces el problema grave no es el ingreso a la educación superior, es la mantención.

Esta sociedad está marcada por una economía de mercado que tiene que ser cambiada por un sistema y un trabajo con redes de apoyo, donde se ponga a los estudiantes en el centro. Esto también pasa por dialogar, conversar, reflexionar y construir políticas que tengan que ver con las necesidades imperiosas de hoy y nos permitan descubrir el camino. Para fortalecer el sistema educativo se deben proponer soluciones concretas, lo que más me asusta es la soberbia de plantear de que todo está hecho, yo creo más en el diálogo, en la capacidad de conversar, de crear instancias de trabajo y todo esto es resultado de la cultura de la inmediatez y el individualismo.    

¿Qué mensaje le entregaría a las personas que han sido parte de la Fundación?   

A los becados, les agradezco su enorme esfuerzo, dedicación y empuje, sacaron adelante la “carrera más difícil del mundo”. 

Agradezco al equipo de trabajo, al actual y a todos los que han pasado, porque Puente se hace con cada una de las personas que trabaja, que pone su cariño, esfuerzo y dedicación.  

A los socios les doy las gracias por creer en este proyecto, y permitirnos hacer realidad este sueño. ¡Gracias a todos quienes han sido parte de este proyecto, hoy, con certeza le podemos decir a todos los jóvenes vulnerables que sí se puede, no se rindan, aunque sea difícil, no se rindan!

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